COLECTIVIZANDO EN NUESTROS BARRIOS Y COMUNIDADES

Una mañana de vacaciones, con unos Compañeros de Comunidad nos preparábamos para comenzar otra jornada de Colonias Infantiles con Autogestion, mas de 300 niños que pasaban sus vacaciones en el barrio, y que junto con los preparativos para recibirlos, algunos padres hacían llegar sus donaciones de alimentos no perecibles y algunos materiales, ya que la jornada era larga y entre juegos y juegos la energía gastada necesita renovarse…
¡ Alá Huu! ¡Chica Huu! Era el grito de guerra con que los Colonos recibían a los tíos que esa semana compartirían con ellos sus experiencias...
¡ Alá Huu! ¡Chica Huu! Era el grito de guerra con que los Colonos recibían a los tíos que esa semana compartirían con ellos sus experiencias...
…Y ”la cuchilla palanca” se menea al ritmo de gritos y silbidos, cuando llegaba la hora del almuerzo, comíamos todos juntos los porotos con tallarines de la tía Silvia, luego de recoger los platos, tres encargados por grupo de reunirlos y lavarlos en la “artesa” de La Capilla ya que en la cocina estaban las Tías preparando la leche de la tarde.
En una de las actividades de entretención que preparábamos hubo una que recordamos con mucha nostalgia, ya que se trataba de reconocer nuestro barrio, de buscar entre sus calles y pasajes Nuestra Identidad, buscar entre la basura nuestras pertenencias, nuestros desperdicios y dispalfarros... muchos encontraron la marginalidad, otros la indisciplina. Algunos de ellos miraban en las paredes rayadas y encantaban sus “tac”, otros sus nombres, y muchos también encontraron el Arte, la Música y también la Expresión, y también el amor.
Muchos de los Compañeros que alguna ves formamos parte de estas “Comunidades Urbanas” Autogestionadas, hoy las recordamos con mucha esperanza para el porvenir, ya que la Organización nos permite soñar y cumplir nuestros sueños, satisfacer los deseos que solo en colectivo podemos aspirar y lograr.
En ese entonces era imposible pensar en acoger a 300 niños durante una semana, mas aun sabiendo que necesitábamos recursos para los alimentos y los materiales, pero el apoyo de los vecinos, padres y los mismos niños siempre a disposición de la Colectividad que formamos parte.
Tenia 15 años y con algunos amigos del barrio mis hermanos, compañeros de nuestra edad nos reuníamos un mes antes de comenzar las vacaciones para realizar una tabla de contenidos para los temas a tratar, alguna ves fue “la familia”, “el barrio”, “la educación”, “nuestros sueños”, temas que con “los Peñis” discutíamos en las salas y tomando un jugo. Practicamos dinámicas para la entretención y la integración del grupo y dos semanas antes de comenzar salíamos a recorrer y a buscar en las poblaciones cercanas los aportes que los vecinos podían ofrecer, y junto con el acercamiento inscribíamos a los niños para formar parte la “Comunidad Urbana” que estábamos a punto de comenzar…
Mientras que la experiencia de compartir con los niños, las tías de la cocina, los vecinos y padres que aportaron y los compañeros que fuimos nos quedamos en las calles del barrio riendo y cantando como otro día de vacaciones sin la fotografía ni bisnes institucional que nos compromete el voto y limitan nuestro accionar colectivo y en libertad.
Por eso y muchas razones nos reunimos cada año a con amigos, vecinos, compañeros y hermanos para que sin siglas o números estadísticos de incultura, o autoridades autoritarias y mucho menos una policía represora, engendrar una cultura propia, con identidad colectiva, de crecimiento horizontalista, equilibrado hacia el bien común, y no el mercantil individualista de los estereotipos zánganos, de la pantallas de la TV nacional o las frivolidades sensacionalistas que se mofan de las mayorías trabajadoras del país.
Sin más ni más, ya crecidos nuestros hijos, continuamos promoviendo la lucha por la autonomía, la organización de nuestra clase, la articulación de las necesidades y las demandas rehivindicadoras por formar parte de un territorio, construir cimientos culturales, y trabajar en conjunto por darle valor a la historia la cual somos parte nosotros y no aquellos que se dicen “chilenos de corazón” y almohadas capitalistas.
Sin más ni más, ya crecidos nuestros hijos, continuamos promoviendo la lucha por la autonomía, la organización de nuestra clase, la articulación de las necesidades y las demandas rehivindicadoras por formar parte de un territorio, construir cimientos culturales, y trabajar en conjunto por darle valor a la historia la cual somos parte nosotros y no aquellos que se dicen “chilenos de corazón” y almohadas capitalistas.
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